La innovación tecnológica del presente y del futuro más cercano es la inteligencia artificial, es el reto de la humanidad actual. Se trata de una rama de la ciencia informática que se encarga de crear sistemas informáticos inteligentes. Esto es, pueden aprender, razonar o concluir sobre el mundo que les rodea. Y, además, de la misma manera que lo haría un humano, con un razonamiento. Por tanto, es una gran herramienta en las manos del hombre moderno. El nuevo reto es introducirla en el campo de la maquinaria industrial.
Expertos en universidades y empresas se encuentran actualmente en la fase de desarrollo de modelos de robots para ayudar a personas ancianas y discapacitadas en casa. También, de mascotas para terapias, exoesqueletos que sustituyen a miembros del cuerpo amputados y robots cirujanos. Todo ello se une a los drones que, sobre todo al servicio de la guerra o de empresas de ‘mensajería voladora’, ya han sido exitosamente empleados.
El ejemplo anterior de escenarios bélicos puede ser un ejemplo de maquinaria industrial en la que ya se ha colado la inteligencia artificial (barcos, láseres…) pero para la ingeniería civil también es muy útil: se puede trazar a priori recorridos de autovías y sus posibles alternativas, es posible utilizarla con maquinaria de demolición como en el reciclaje robótico. Además, un campo en el que se está trabajando es el de la automatización en la maquinaria de obra pública, en el sentido de adaptar las máquinas ya existentes para dicha automatización y recambios de esta maquinaria.
La inteligencia artificial transformará el mundo pero ciertamente no lo dominará. No posee inteligencia emocional y no se podrá plantear por tanto metas. Tampoco ostentará actitudes positivas, sueños, dolor, aburrimiento o amor. Sin duda alguna, el ingeniero las podrá crear dentro de la máquina, pero cualquiera de estas emociones será artificial. La máquina sin el ser humano no puede existir.
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