En un 23,67%. Es el índice en el que el Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúa la tasa de paro actual. De hecho, según los datos arrojados por el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el desempleo es percibido como el principal problema que existe en España, por encima incluso de preocupaciones siempre latentes como la inseguridad o las drogas. En esta tesitura, a diario organismos oficiales y otras entidades llevan a los titulares de los medios de comunicación la necesidad de impulsar nuevas ideas y negocios. Innovación, tecnología o maquinaria de última generación son términos cada vez más comunes.
Pero, ¿quién puede ser emprendedor? ¿Puede cualquiera asumir este rol? Los expertos señalan que aquel que desee iniciarse en un proyecto ha de poder contar entre sus valores al menos con los nueve -por cierto, son cualidades propias del ámbito de los deportistas- que se citan a continuación.
1. Optimismo: el primer paso para el éxito de una idea es creer en ella. Y hacerlo con una sonrisa.
2. Exigencia: hay que ser competitivo y poseer espíritu de superación. Los buenos resultados exigen sacrificio y esfuerzo.
3. Asumir retos: la búsqueda de objetivos (comerciales, de expansión o de otro tipo) está en la base de toda idea empresarial.
4. Liderazgo: ser capaz de encabezar un equipo con perfiles distintos hacia una misma meta.
5. Trabajo en equipo: coordinación, confianza y organización son claves a la hora de colaborar con otros profesionales.
6. Intuición: sea un sexto sentido, un buen olfato u ojo clínico, lo importante es tenerlo.
7. Disciplina: es decir, constancia y esfuerzo.
8. Compromiso: implicación y entrega.
9. Motivación: ilusión y pasión al servicio de un negocio.
En definitiva, el éxito de un proyecto casi nunca es fruto del azar. En la vida empresarial, como en el deporte, los cimientos son la base de una construcción resistente.